¿Por qué ser policía?

Una pregunta que se hace a prácticamente todos los candidatos a policía en su entrevista de trabajo es: "¿Por qué usted quiere ser agente de la ley (policía)?" Las respuestas son algo similares; generalmente algo parecido a: "Porque quiero ayudar a la gente", o "quiero hacer de la sociedad un lugar más seguro y mejor", etc. Como detective, he participado personalmente en más de 250 juntas orales de aspirantes a policía. Las respuestas me resultaron familiares, rozando la redundancia, cuando no realmente trilladas. Así que dirigí la investigación de mi tesis doctoral a responder a esa pregunta.

La investigación, en la que participaron seis organismos policiales de dos estados diferentes, arrojó un panorama sorprendente y revelador. Los resultados de los agentes encuestados revelaron que alrededor del 27% declaraba haber entrado en la profesión por motivos altruistas. En otras palabras, para ayudar a los demás. El 73% restante indicó otras muchas razones. Las principales son: una historia familiar de aplicación de la ley, un deseo de la infancia de convertirse en un oficial de policía, un amigo que era un oficial, la necesidad de cualquier trabajo, el atractivo de una jubilación anticipada y una pensión, un fondo militar que les hizo gravitar hacia este campo, y un deseo de estar en un trabajo que era activo y no sentado en un escritorio. Dos oficiales fueron lo suficientemente sinceros como para indicar que se unieron a las filas por el poder y el prestigio de llevar un uniforme y una insignia.

Algunas investigaciones indican que existe una "personalidad policial" distinta: ese conjunto de características y rasgos que hacen que una persona se sienta atraída por el tipo de trabajo y el estilo de vida de un agente. Otros consideran que, a pesar de lo que una persona aporta al trabajo, su personalidad está moldeada por el trabajo, la subcultura policial y su adoctrinamiento en un grupo que reside detrás de una "cortina azul".

Sea cual sea la razón por la que se incorporan, parece que la mayoría de los agentes están satisfechos con su trabajo y se sienten realizados. Otros, sobre todo si las oportunidades de promoción no son fáciles de conseguir, tienden a desanimarse y abandonan, o se convierten en una responsabilidad potencial para su departamento. Algunos agentes se desilusionan porque la imagen que vieron del trabajo cuando eran civiles no siempre es representativa del trabajo real que deben realizar. Por desgracia, los héroes del celuloide, los medios de comunicación y el "efecto CSI" no han contribuido a presentar el trabajo policial como una profesión orientada a la sociedad y a la ayuda. Por esa razón, es fácil ver cómo muchos nuevos agentes pueden ser engañados y, en última instancia, autodescartar sus carreras. Sin embargo, para los casi 1,2 millones de policías, policías estatales, sheriffs, agentes federales y funcionarios de prisiones que quedan en este país, el trabajo suele ser satisfactorio y, en ocasiones, una gran aventura.